La depresión infantil puede definirse como una situación afectiva de tristeza mayor en intensidad y duración que ocurre en un niño. Se habla de depresión mayor, cuando los síntomas son mayores de 2 semanas, y de trastorno distímico, cuando estos síntomas pasan de un mes. Puedes contar con la ayuda de Luis Alonso Echagüe, psicólogo especialista en tratar la depresión de niños en Córdoba.
Criterios y síntomas emocionales
Los síntomas que tienen más presencia en un cuadro de depresión en un niño tienen que ver con tristeza, irritabilidad, anhedonia, llanto fácil, falta del sentido del humor, sentimiento de no ser querido, baja autoestima, aislamiento social, trastornos del sueño, cambios de apetito y peso, falta de atención en las clases, agresividad, hiperactividad, disforia, pérdida de interés por jugar o por el colegio e ideación suicida.
Trabajamos con todo tipo de terapias para la depresión infantil que se adaptan al tipo de síntomas que muestra el niño.
Tratamiento de la depresión infantil
El tratamiento de la depresión infantil por parte de un psicólogo debe ser individualizado, adaptado a cada niñ@ en particular y a la fase del desarrollo que se encuentra en base a su funcionamiento cognitivo y su maduración social.
Debe además involucrar de una manera activa a los padres, y realizar intervenciones hacia el entorno del niño (familiar, social y escolar).
Se fundamenta en el análisis cognitivo con el reconocimiento de emociones, la relación de éstas con la conducta y la cognición y el cambio de atribuciones cognitivas negativas. También incluyen la intervención conductual, como el entrenamiento en habilidades sociales, la ayuda en la resolución de problemas y otros procedimientos como el moldeamiento o la relajación.
Se centra en aumentar el número de actividades placenteras que el niño depresivo realiza y en reducir sus experiencias vitales negativas mediante el aprendizaje de habilidades de afrontamiento. La realización de las actividades placenteras no sólo eleva el estado de ánimo debido a su carácter de reforzadores positivos, sino también porque distraen al niño de sus rumiaciones cognitivas negativas y combaten directamente el retraimiento, la pasividad y el sedentarismo asociado con los episodios depresivos. Para ello se establece un programa progresivo de actividades placenteras dirigidas a objetivos y se enseña al niño en estrategias y habilidades para afrontar las situaciones de estrés y solucionar los problemas que están relacionados con su depresión.