La frecuencia resonante es un tipo de respiración que se observó en los recién nacidos y que al producirse, activaba la rama parasimpática de su sistema nervioso central o dicho de otro modo, les hacía estar más tranquilos. Por la forma de este tipo de respiración se le llamó Arritmia Sinusal Respiratoria.
Investigadores descubrieron que si una persona adulta aprendía a respirar de esa forma podía regular su fisiología y desactivar la rama simpática de su Sistema Nervioso Central o la rama de la alerta y a esa frecuencia se le llamó Resonante porque era como mejor “resonaba” el sistema cardio-respiratorio.
Durante un entrenamiento con frecuencia resonante se produce el efecto barorreflejo o lo que es igual, mientras la persona inspira, la frecuencia cardiaca aumenta y cuando expira, disminuye produciéndose un efecto de vasodilatación sobre el mapa vascular.
A través de una prueba de evaluación, la persona respira durante 14 minutos a diferentes frecuencias respiratorias guiada por un programa informático mientras los sensores fisiológicos obtienen datos que nos permitirán hallar la frecuencia resonante personalizada de cada atleta que le permitirá encontrar el pico de mayor actividad parasimpática. Dicha respiración tendrá una duración entre 9,3 y 13 segundos dependiendo de factores como la edad, el sexo o la altura de la persona y tanto la fase inspiratoria como la espiratoria tendrán una duración que vendrá determinada por la evaluación del deportista.
El entrenamiento con frecuencia resonante hará que el deportista mejore su función cardio-respiratoria aumentando su frecuencia cardiaca cuando tenga que realizar un esfuerzo y disminuyendo dicha frecuencia cuando esté descansando. También optimizará el intercambio de gases respiratorios por lo que la musculatura recibirá los nutrientes necesarios (sangre y oxígeno) para la realización de dicha actividad disminuyendo situaciones como el cansancio, fatiga muscular, estrés cardio-vascular o lesiones.