En el trastorno hipercinético destacaremos como principales manifestaciones:
Somos especialistas en el tratamiento de trastornos por déficit de atención infantil en Córdoba.
Últimamente, hay un uso abusivo de la palabra “hiperactivo” respecto al comportamiento del niño/a.
También aparecen otro tipo de manifestaciones asociadas al trastorno, como son:
El tratamiento para el trastorno de un déficit de atención debe de ser combinado: tratamiento psicológico y tratamiento farmacológico.
Desde el punto de la intervención psicológica, emplearemos técnicas propias de la modificación de conducta, con el objetivo de extinguir las conductas no deseadas, así como aumentar las deseadas.
Algunas de las técnicas que empleáremos son: reforzamiento positivo y negativo, castigo, extinción, control de estímulos…
Para poder llevar a cabo de manera óptima una buena intervención en un paciente que presenta un diagnóstico de TDAH o TDA (trastorno por déficit de atención con o sin hiperactividad ) es necesario e imprescindible llevar a cabo una EVALUACIÓN que nos permita confirmar o aproximarnos lo más posible a ese diagnóstico.
Para ello y al igual que cualquier otro paciente que asiste a consulta, debemos tener una primera entrevista con la persona en caso de ser mayor de edad o con los padres y después con el niñ@ en caso de ser un menor. Si durante esta primera sesión y atendiendo a la demanda del paciente identificamos que la información que estamos recogiendo nos acerca a un diagnóstico de TDA-TDAH, el resto del proceso de evaluación tendrá que ir dirigido a determinar un diagnóstico diferencial con otros tipos de trastornos para posteriormente especificar si realmente estamos ante un caso de TDA-TDAH.
Actualmente no existe ninguna única prueba específica que determine si un paciente tiene este trastorno, pero si hay un conjunto de test, cuestionarios, baterías que nos llevan a diferenciarlos de otros y así acercarnos a un diagnóstico certero.
Una de las cosas que ha caracterizado al término ATENCIÓN es su diversidad y por tanto su dificultad para definirlo de una única manera. A pesar de ello si tenemos claro que la atención es condición necesaria para que se produzca conocimiento y se encuentra involucrada en todos los procesos de éste.
Podemos decir que la atención es un acto simultáneo, paralelo e involuntario de nuestro cerebro que está despierto todo el día y sólo se apaga durante el sueño y se inhibe cuando nos concentramos.
La concentración en cambio es un acto voluntario y consciente y es en esta área donde las personas con este trastorno presentan dificultades. Están percibiendo estímulos todo el rato, no inhiben la alerta, pero no recuerdan lo que han atendido.
Por ello, en una evaluación con este tipo de pacientes, tendremos que explorar distintas áreas de la atención.
También llamada concentración o vigilancia, es la responsable de que mantengamos la atención o el estado de alerta hacía varias fuentes de información, durante un periodo continuado o prolongado de tiempo.
La capacidad para mantener una atención concentrada entre distractores o estímulos que compiten.
Capacidad para atender con flexibilidad mental, controlando la información selectiva.
La capacidad para responder simultáneamente a varias tareas.
Es el ritmo en el cual la persona recibe la información, la entiende y comienza a responder.
Es la cantidad de información a la que podemos atender al mismo tiempo y al número de tareas que podemos realizar simultáneamente.
Es dirigir la atención y poner en marcha sus mecanismos de funcionamiento en función de las demandas del ambiente y de la tarea que vamos a realizar.
Son los estímulos distractores que pueden artefactar el proceso atencional.
Solo si evaluamos las diferentes áreas que forman un proceso cognitivo superior tan complejo como es la atención, podremos realizar un diagnóstico certero sobre ello.
Para evaluar las diferentes áreas, como hemos comentado anteriormente, no existe una prueba única sino que hay que aplicar al paciente diferentes cuestionarios, test, etc. específicos y testados internacionalmente en niveles de eficacia y validez para determinar sobre cuál de ellas hay que realizar la intervención y que así el tratamiento sea más eficaz y cubra la demanda de la persona que solicita la ayuda.