¿Cómo pueden ayudar las terapias de neuromodulación en pacientes con autismo? En primer lugar vamos a clasificar este trastorno. La 5ª edición del DSM (Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorder) clasifica los trastornos de espectro autista (TEA) en dos criterios principales: 1/ los déficits en interacción y comunicación social y 2/ patrones repetitivos y restrictivos de conductas, intereses o actividades. Tras la importancia de una evaluación diagnóstica, los TEA requieren de una intervención multidisciplinar por la complejidad del propio trastorno. Será necesaria una intervención temprana, descartar comorbilidades de otros trastornos, entrenamiento en habilidades ejecutivas y sociales, terapia cognitivo-conductual, logopedia, integración sensorial, etc..
En las últimas décadas, las terapias de neuromodulación han abierto nuevas posibilidades de intervención en este ámbito terapéutico que posibilitan avances en los pacientes, ya que trabaja directamente con la plasticidad cerebral y la posibilidad de cambiarla, ateniéndose al principio de que “el cerebro no puede no aprender”.
Cuando se realiza un mapeo cerebral a un paciente con TEA se observan marcadores específicos de dicho diagnóstico (diferencias en la intensidad de determinadas ondas, diferencias en la simetría de los hemisferios, anormalidades en las neuronas espejo encargadas de la imitación, lenguaje y empatía). Dichos hallazgos suelen ser bastante consistentes y determinan los protocolos de intervención personales de cada paciente.
El tratamiento neuromodulador, el Neurofeedback (NF), la Estimulación Transcraneal de Corriente Directa (tDCS), la Hemoencefalografía (HEG) son algunas de las técnicas que desarrollamos en nuestro centro para intervenir a nivel terapéutico con estos pacientes y trabajar en modular su neuroplasticidad favoreciendo la mejora sintomatológica, personal y social.