Jugar o apostar siempre se ha considerado una actividad lúdica que puede proporcionar placer, divertimento, excitación, pero en algunas personas, esto se transforma en una conducta dependiente, en la cual fracasa una y otra vez en su intento por resistirse al deseo de jugar, aunque hacerlo le provoque serios problemas en su vida personal, social, laboral y familiar.
La persona afectada por las pérdidas continuas juega para hacer frente a ellas, incrementándolas aún más, aumentando su malestar y llevándole a una situación dramática. La persona comienza a mentir, a ocultar sus episodios de juego, a solicitar préstamos a otras personas no reconociendo su problema y por tanto no solicitando ayuda.
Para la intervención en casos de juego patológico es necesario una evaluación exhaustiva del trastorno:
Después de establecer un diagnóstico se planificará un plan de intervención, estructurado en sesiones, para poner en marcha proceso terapéutico. La duración del tratamiento dependerá de la evolución de cada cliente y en él se incluirán también las sesiones de seguimiento.