Cuando mi mente gana la batalla.
A veces las preocupaciones sobre problemas de la vida diaria pasan a convertirse en pensamientos, impulsos o imágenes que se repiten y persisten, experimentándolo la persona cómo algo inapropiado e intrusivo, causantes de ansiedad o malestar. Este se intenta contrarrestar con algún otro pensamiento o acción que lejos de mejorar el malestar, pasa a empeorarlo de forma progresiva hasta que acaba ocupando gran parte de la vida de la persona.
La limpieza repetitiva, el orden, la comprobación ante la duda, repetir palabras en silencio… son rituales que se incorporan a la vida, empleando en ellos gran cantidad de tiempo y desplazando otras cosas relevantes que pasan a ocupar un segundo plano.
Para no aumentar el malestar, se empieza a no ir a determinados lugares, a dejar de frecuentar a algunas personas, no tocar objetos “contaminados” y todo un amplio repertorio de evitaciones que llevan a estrechar cada vez más la propia existencia.
En primer lugar, se llevará a cabo una exploración para identificar:
Tras este proceso evaluativo se planificará una intervención que permitirá ir personalizando en cada caso el tratamiento más adecuado a la persona y su situación. Las sesiones, dependiendo del grado de limitación de los rituales, se programarán con la frecuencia que permitan conseguir el rendimiento óptimo para el cliente.