La solución destructiva.
Existe un ritual de comportamiento en la mayoría de los humanos: tratar de solucionar la presencia de malestar de la manera más rápidamente posible. Esta forma de actuar lleva a conseguir resultados eficaces a corto plazo y la persona termina incorporándolo a su vida cómo una forma para solucionar problemas (beber, consumir sustancias tóxicas, fumar, …) pero a largo plazo conduce a una vida muy limitante que en ocasiones llega a ser totalmente destructiva.
La dependencia de elementos externos nos conduce a regular nuestra vida a través de ellos y a hacernos esclavos de su presencia para poder desarrollar nuestras rutinas diarias. El tiempo empleado en acceder a las sustancias, consumirlas, buscar el lugar adecuado para hacerlo, y pagar más tarde, las consecuencias del consumo, terminan por aislar a la persona de la vida social, alejarse de su grupo familiar, generar conflictos laborales que pueden llegar a desembocar en consecuencias irreversibles, además del grave deterioro progresivo de la salud física y mental del consumidor/a.
Tratamiento
Mi solución, es el problema.
Para iniciar un tratamiento de un proceso adictivo se procederá a evaluar a la persona afectada por él y establecer:
El tratamiento se estructura en sesiones que, dependiendo de la evolución del trastorno, serán espaciadas en mayor o menor intervalo de tiempo. El compromiso por parte de la persona debe ser serio y total y la voluntariedad de asistir a terapia tiene que ser personal, con convencimiento propio de querer establecer un cambio radical en su vida.